Reynett: Mi mejor amigo

¡Hola Tod@s!

¿Como les ha ido? Ya tenemos nuevos consejos y una nueva escritora en el blog, cosa que me tiene muy contenta!!

Esta vez les contaré sobre mi mejor amigo, su nombre era Tomás. Él tenía varios rasgos físicos parecidos a los míos, de tez morena, alto, de ojos marrones y cabello negro, solo que el suyo era lacio y el mio es rizado. Él me llevaba un año, vivía cerca de la casa de mi abuela, donde yo crecí, además de que estudiábamos juntos.

Yo nunca he sido muy sociable pero de niña lo fui menos todavía. Cuando yo tenía 5 años, conocí a este personaje, Tomás. Digo personaje porque realmente lo era, tenía actitudes extrañas pero me caía bien. Empezamos a hablar cuando me invitó a jugar a la pelota con él y unos amigos de la cuadra, yo me negué las primeras veces porque no sabía hacerlo pero igual, él seguía invitándome.

En una de esas tantas veces que me invitó y que me negué, Tomás en vez de regresar a jugar con sus amigos como siempre hacía, se sentó junto a mí y empezó a hablarme de cada cosa de su vida. Me contó de sus juguetes, sus programas de tv favoritos, sus padres, su perro, su hermanita, en fin... de todo lo que pudo ese día. A mi me gustó el hecho de que me hablara y me contara todas esas cosas porque tenía entendido que eso era lo que hacían los amigos. ¡Tenía un amigo!

La siguiente vez que él se acercó, decidí hablar un poco también. Le conté de algunas comidas que me gustaban, de mis juguetes, de cuanto quería tener un hermano/a. Y así, hablábamos todas las tardes. Él no iba a la casa de mi abuela porque su mamá no lo dejaba y a mi tampoco me gustaba la idea de verlo ahí y yo no iba a su casa porque su mamá había tenido ciertos problemas con mi tío, por lo que nos reuníamos en las escaleras de la casa de una vecina, que salía muy poco y sabíamos que no nos diría nada por estar ahí.

Con el paso de los años

Seguíamos la misma rutina todos los días. Ya habíamos entrado en confianza. Poco a poco fuimos descubriendo cosas uno del otro que, nos unieron más todavía. Él era mi único amigo hombre y era la única persona que con certeza puedo decir, que sabía todo de mi, y es que ni mi mejor amiga "Lilieth", de la que hablé en una entrada anterior, sabía todo lo que ese niño sabía de mi. Había estado en varios momentos de crisis dándome su hombro para llorar.

Al vivir y estudiar cerca uno del otro, nos íbamos juntos y regresábamos juntos. Cuando yo salía de la escuela, ya él estaba afuera y sino, yo me acercaba a la puerta de su escuela y lo esperaba, total, quedaban en la misma cuadra. Los fines de semana, jugábamos en frente de su casa. Era bueno tener alguien ahí para mi, tener mi soporte y mi respaldo.

Yo siempre he sido muy celosa con los hombres que hay en mi vida, suelo ser muy egoísta, no para compartir mis cosas materiales pero mis afectos, no me gusta compartirlos y menos si vienen de un hombre. Tomás no fue la excepción, aunque él no me había dado razones para ponerme celosa, ya que él no tenía más amigas, de hecho, era un poco antipático con las niñas. Cosa que reconozco que me encantaba.

Cuando yo cumplí 9 años, él tuvo que hacer un viaje fuera del país, se supone que iba a ser de 2 meses pero duró todo un año. Para cuando él regresó, cambiaron algunas cosas en mi, ya yo era novia de mi primer ex. A Tomás no le agradó la idea, nunca estuvo de acuerdo y siempre me lo dijo pero siempre le respondía lo mismo "Déjame tranquila. Yo sé lo que hago". Habíamos tenido varios problemas por ese mismo tema pero siempre los resolvíamos y hacíamos como si nada.

Empecé a distanciarme de él por los celos de mi ex, dejé de contestarle llamadas y mensajes, dejé de salir con él, dejé de ir a buscarlo a su casa e incluso llegué a decirle que debíamos distanciarnos, que no teníamos que estar todo el tiempo juntos, que podíamos vivir uno sin el otro. Él como siempre, logró disimular bastante bien el hecho de que le dolían mis palabras y aunque me di cuenta, no hice nada para evitarlo.

Al distanciarnos, ya no sabíamos que hacía el otro ni como se sentía. Nos llamábamos una vez a la semana cuando antes era diario, y ahí nos poníamos al tanto de lo que eran nuestras vidas. Hasta que cuando yo tenía 11 años, él me fue a buscar a mi escuela para presentarme a su novia y resulta, que era Vanessa, la misma que se había vuelto mejor amiga de Lilieth mientras estuvimos separadas (cosa que para ese momento no había pasado). ¡Yo me quería morir!

Vanessa fue una amenaza inmediatamente y en mi lado egoísta, intenté recuperar la amistad entre ambos. Al principio me fue bien, pero Vanessa quien para ese momento tenía 12 años, igual que él, le empezó a exigir tiempo a la relación, ya que si Tomás y yo no estábamos juntos, estábamos hablando por teléfono. Él empezó a darme excusas cada que quería salir con él, sin embargo, me di cuenta de que si lo llamaba llorando o pidiéndole que viniera, que lo necesitaba, él iba a donde yo estuviera sin importarle el hecho de estar con Vanessa o de haber quedado para una cita con ella, así que empecé a manipularlo de esa forma.

Dos días antes de tener la discusión con mi abuela que me hizo irme de la casa, él se dio cuenta de mi juego de manipulación y obviamente, se molestó. Nos dijimos algunas cosas muy fuertes y terminé por irme de su casa, decidida a no volver a hablarle pues me dolió lo que había dicho. Al pasar esos dos días, justo cuando salí de la casa de mi abuela, lo llamé pero al atenderme me dijo "Estoy ocupado con Vanessa. ¿Que quieres?" Yo entendí lo que estaba haciendo, no quería darme prioridad sobre ella y lo acepté, así que le dije "Necesito verte. No me siento bien acabo de discutir con mi abuela y no sé a donde ir. ¿Crees que puedas venir o si quieres voy hasta allá" Él me respondió "No. Yo me desocupo dentro de tres horas, la película no ha terminado y debo llevar a Vanessa a su casa, si quieres espérame o hablamos mañana" Y colgó. Ok, me lo merecía pero me dolió que le importara tan poco mi estado.

A los 5 días

Luego de haber estado esos días en casa de mi ex, llamé a Tomás, le pedí que me fuera a buscar y que me llevara a mi casa. Él todo nervioso y asustado me dijo que en 20 minutos estaba ahí. Lo cierto es que esa casa, no quedaba muy lejos de la suya, así que llegó super rápido. Decidí esperarlo unas casas más alejadas. Cuando lo vi, juro que se me iluminó el mundo, enseguida lo abracé y volví a llorar, él como siempre que eso pasaba, esperó a que me calmara y que me repusiera lo suficiente como para contarle.

Nos fuimos a una plaza y nos sentamos en uno de los bancos. Le conté lo que había pasado en la fiesta, lo poco que recordaba, el como me había despertado, lo que mi ex me había dicho y todo eso, y él solo me abrazó. No me soltó hasta que sintió que dejé de temblar y de sollozar. Me agarró de la mano y nos fuimos hasta su casa.

Tomás en todo el camino estuvo muy callado, no me decía nada, no hablaba, no me veía, estaba perdido en sus pensamientos y en ese momento, supuse que debía estar pensando lo peor de mí y no me pude quedar callada. Lo encaré e intenté a obligarlo a decirme lo que pensaba pero solo repetía "No pienso nada ¡Quédate quieta!" Yo seguí insistiendo hasta que me entró mucha rabia y me fui, pero cuando él fue a cruzar la calle, un motorizado que venía lo chocó y Tomás se golpeó la cabeza, incluso sangraba. El motorizado se bajó y lo revisó, tenía pulso pero necesitaba atención médica a la de ya. El señor, llamó a una ambulancia que milagrosamente, llegaron de inmediato.

El señor se ofreció a llevarme al hospital ya que en la ambulancia, solo podía ir un familiar. El señor me llevó a la hospital y me dio su teléfono para que me pusiera en contacto con la mamá de Tomás. La señora llegó histérica, no era para menos pero, llegó insultándome y diciendo que eso era mi culpa, que a él nunca le fuera pasado eso si no fuese sido por mi. Cuando el doctor salió y dijo que Tomás estaba bien, que habían cerrado la herida, que necesitaba quedarse unos días en observación y que podíamos pasar a verlo, la señora se calmó y arremetió contra el señor que conducía la moto. Llamó a la policía, quienes detuvieron al señor y se lo llevaron, no supe más de ese señor hasta ese momento. Primero entró la señora pero a los 40 minutos, con mala cara me dijo que Tomás quería verme.

Yo al entrar, lo vi conectado a ese montón de maquinas y empecé a llorar. Le reclamé por no haberse fijado al momento de cruzar, por haber intentado detenerme y por darme esa preocupación. Él lo único que hizo fue reírse mientras me escuchaba y eso me alivió, era señal de que se sentía bien y que intentaba que yo me sintiera igual. Estuvimos hablando durante lo que para mi pareció poco tiempo pero al ver entrar a su madre con mala cara y fijándome en la ventana de la habitación, me di cuenta de que ya estaba oscureciendo, estuvimos hablando por horas. La señora me dijo que su esposo me iba a llevar a mi casa, que mi abuela había estado muy preocupada por mi, que no hacía falta que fuera a ver a Tomás porque ella se encargaría de cuidarlo, le creí todo menos lo último, así que me fui decidida a arreglármelas para ir al día siguiente.

3 días después

Estuve visitándolo todos esos días, claro que era un problema para entrar pero de alguna forma, me las arreglaba. Ese día al llegar veo a la mamá de Tomás y a su padre llorando, abrazados en la sala de espera, no quise acercarme por miedo a lo que me pudieran decir pero no hizo falta, porque salió el doctor que atendía a Tomás y nos dijo que Tomás acaba de morir de un paro cardíaco, que no pudo hacer nada y que lo sentía mucho.

No sé con exactitud que fue lo que pasó, no lo recuerdo bien, quedé en shock luego de escuchar eso. De alguna forma terminé en mi casa, en mi cuarto, en mi cama y con un vacío más grande que el que sentí según mis últimos recuerdos. Mi mamá y mi papá me explicaron lo que había pasado, me dijeron que ese día sería el entierro e intentaron de convencerme de que no fuera pero ¿Cómo no iba a ir? Tenía que ir, yo quería verlo, hay muchas cosas que necesitaba decirle, así que les supliqué que me llevaran y lo hicieron. Me quedé llorando junto a su ataúd durante todo el entierro. Lloré y grité tanto como pude.

Después de todo, era mi amigo, mi hermano, mi confidente, era como si me enterraran a mi también. ¡No podía creerlo! Ahora ya no lo tenía a él, ahora iba a tener que empezar a arreglármelas sola pero.. ¿Y él? ¿Y sus sueños? ¿Y todo lo que quería hacer? Él quería ser un abogado igual que su padre, le llamaban mucho la atención los casos de violencia doméstica, quería tener su propio bufete de abogados y quería viajar a varios países, pero no pudo hacer nada de eso. ¡Por mi culpa!

Hasta el sol de hoy, me arrepiento de haberlo llamado, de haber cruzado la calle de esa manera, de haber insistido en que él me dijera algo que quizás no sentía pero sobretodo, de no haber podido hacer nada para evitarlo.

Casi todas las noches sueño con él, algunas veces son sueños, otras veces son pesadillas pero que terminan bien de alguna manera incomprensible.

A veces siento que él me está cuidando desde donde sea que esta y que se sigue preocupando por mi. De hecho, algo que siempre escucho cuando tengo esa sensación, es esta canción "PALABRAS MUDAS"

lagrimassilenciosas1@gmail.com