
¡Hola a tod@s!
Hoy les quiero contar algo que me pasó ayer. De regreso a casa, en el autobús se sentó a mi lado una señora gordita, literalmente me sentía pequeña porque ella usaba la mayor parte de su asiento y parte del mio, además su pierna rozaba la mía y se sentía sudorosa pero ni siquiera hacía calor, lo bueno es que al poco tiempo, llegó a donde se dirigía, cosas cómo esas me hacen replantearme mis metas y no lo digo con ánimos de ofender, pero me aterra pensar que puedo subir tanto de peso y cada vez que estoy cerca de una persona así me imagino de la misma complexión.
Eso me recordó algo que me paso hace unos 4 o 3 meses, también me subí al autobús y me senté al lado de un señor mayor, luego me empezó a contar cosas de su vida y yo por no portarme grosera lo escuché.
Yo soy muy distraída y no me fijo en todas las personas que suben y bajan del bus, pero ese señor si lo notaba, me dijo que él era extranjero (no diré el país, para evitar cualquier ofensa) y que en ese país había muchas señoras muy subidas de peso e incluso jóvenes.
Yo sólo lo escuché, me dio vergüenza porque algunos a nuestro alrededor volteaban a vernos, lo peor fue cuando me dijo que yo no me dejara engordar, que así estaba bien y que los chicos de hoy en día, prefieren a las delgadas, así que continué sin ponerle tanta atención y me puse los auriculares hasta que tuve la oportunidad de cambiarme de asiento.
Nunca pensé que alguien de entre 60-70 años de edad, fuera tan superficial o que criticara a los demás sin darse cuenta que nadie es totalmente perfecto, sé que nosotros usamos mucho la palabra perfección, pero nos referimos al querer ser delgad@s y gustarnos a nosotr@s mism@s, pero personas como él se fijan en todos sin antes detenerse a pensar en ellos mismos.
Me hizo preguntarme ¿Por qué el mundo está lleno de personas así? A ese señor le importó un ajo que las personas lo escucharan y que con eso, podía hacer sentir mal a alguien. Me imagino cuantas veces, alguien habrá dicho lo mismo al verme a mí.
Ese señor, con sus 60 décadas encima, seguía siendo igual de superficial que miles de jóvenes. Hoy cuando llegué a mi casa, fue inevitable pensar que me acababa de comportar como ese señor.
lagrimassilenciosas1@gmail.com
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