
Capítulo 1: Las pizzas y película
Desde que tenía 13 años sólo éramos mi mamá y yo. Mis padres se divorciaron porque mi padre decidió irse con otra mujer que conoció en un viaje de trabajo en España dos años después de haberla conocido. Yo era consciente lo que estaba pasando y no me preocupaba por mí sino por mi mamá, porque me dolería mucho que el hombre de mi vida se fuera con otra mujer, que ya el amor y el matrimonio no era lo mismo como los primeros tres años.
Me acuerdo que esa misma noche que se fue mi padre, mi mamá pidió pizzas y me pidió que viera una película con ella. Yo estaba contenta en ese momento por las pizzas y la película pero preocupada por mi mamá. Nunca fuimos muy unidas y me preocupaba estar sola con ella porque mi papá la dejó y está sensible.
- ¿Natalia? -me habla mientras sacamos las pizzas de la caja en la cocina
- Dime mamá -le respondí distraída con las pizzas
- ¿Estás bien?...digo, esto lo de tu papá -me preguntó preocupada
Dejé la pizza un lado y la miré explicándole
- Mamá, sé que tengo 13 años y que algunas cosas no lo entiendo, pero siempre veo las situaciones un lado positivo para mi vida. Total no es que dejaré de ver a mi padre, yo sé que me quiere porque soy su hija, igual tu a mí.
Me mira sorprendida y me escuchaba
- Lo que me preocupa más eres tu. Porque yo mantengo la relación con mi padre como hija, pero y tu? -le pregunté con un poco de vergüenza de haberla preguntado tan directa.
Y los ojos de mi madre empezaron a ponerse cristales cómo si quisieran lagrimar. Me tocó el cabello mirándome como orgullosa de su hija,
- Hija, voy a estar bien -y me abrazó.
Creo que esa noche es la mejor noche con mi madre, nunca he estado tan cerca con ella, nunca hemos conversado tanto y reído tanto juntas como si fuéramos mejores amigas. Desde esa noche las pizzas y película se convirtieron en nuestro ritual los viernes por la noche.
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